Digitalización de la salud en tiempos de COVID-19

Óscar Cosavalente

6/5/20236 min read

Las limitaciones son varias en términos de infraestructura y equipamiento inadecuados, reducido número de especialistas, -sobre todo de médicos y enfermeras intensivistas-, insuficiente capacidad para adquirir plantas o balones de oxígeno, escasez de pruebas moleculares para identificar los casos en los primeros días de contagio y poder aislarlos, desabastecimiento de medicamentos críticos como antibióticos, sedantes, anticoagulantes entre otros.

Lo anterior se vuelve más complicado si agregamos que los registros de las atenciones no son en línea ni tampoco se hacen en sistemas de información integrados con miras a seguir movilizando recursos para los futuros brotes, al menos para los próximos dos años, que sería el periodo que nos demoraremos para conseguir una cobertura de vacunación que nos proteja de la enfermedad grave y de la muerte por COVID.

No se cuenta con registros completos de personas sospechosas de estar contagiadas, de pacientes con diagnóstico confirmado, de los que inician tratamiento antibiótico porque desarrollaron neumonía, de los que empezaron a desaturar y les hace falta soporte de oxígeno y por lo tanto de una cama de hospitalización, o de aquellos que necesitan pasar a UCI, y más aún, de los que sobreviven, quedan con secuelas y requerirán servicios de terapia física, neurológica y respiratoria.

Por esa baja digitalización del sector, es que la apuesta de los 10 últimos años del Ministerio de Salud, en tres áreas estratégicas, está cada vez más lejana:

  1. Cobertura universal de salud: Se aspira que todos los que vivimos en Perú (peruanos y extranjeros con permiso de residencia) estemos cubiertos por un seguro de salud, a pesar que de la forma como se viene dando, implique una tremenda fragmentación del sistema.

    De acuerdo con SUSALUD, al 16 de marzo de 2021, entre 40 alternativas, que incluyen seguros públicos (SIS, Fuerzas Armadas, Policía Nacional), seguridad social (EsSalud), EPS que comparten fondos con EsSalud (La Positiva EPS, MAPFRE EPS, Pacífico EPS, Rímac EPS, Sanitas EPS), seguros privados (Mapfre Seguros, Pacífico Seguros, Rímac Seguros o 14 seguros de medicina prepagada); y autoseguros (12 como el del Banco Central de Reserva, del Ministerio de Economía y Finanzas, del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, entre otros), hay coberturas en salud equivalentes al 94.15% de la población nacional (no para igual porcentaje de personas ya que muchos cuentas con más un seguro).

    No se dispone de padrones de afiliados estandarizados, es difícil reconocer las características de cada usuario y en muchos casos hasta identificarlos nominalmente. Tampoco es posible contar con los registros clínicos e intercambiar información entre los diversos tipos de seguros, pues sus plataformas no interoperan.

  2. Integración en red de los prestadores del primer nivel de atención: Centros de salud, policlínicos y hasta consultorios particulares disponibles a nivel de distritos o provincia para entregar servicios de salud integrales. La población estaría asignada a un equipo conformado como mínimo por médico, enfermero, obstetra y técnico de enfermería, quienes deberían de actuar como primer contacto, puerta de entrada a la red que ayuden a coordinar y velar por atender los casos hasta que sean resueltos.

    La única manera de poner al paciente en el centro de la atención es contando con bases de datos nominales y sistemas de información potentes que permitan hacer el seguimiento a cada uno de ellos. La integración no solo debe ser física, también los diversos prestadores deben interoperar. Sin las tecnologías de información y comunicaciones los atributos de primer contacto, integralidad, coordinación y longitunalidad no serán posibles de aplicar.

  3. Intercambiar servicios entre distintos prestadores (público/público): Facilitar la entrega de servicios de salud en función de la capacidad disponible en el territorio, para ampliar coberturas y generar mayor eficiencia en el sistema de salud, con el uso racional de la oferta existente.

    Considerando que se deben homologar los servicios que brindan los diversos prestadores, mientras los sistemas de información no se comuniquen entre sí, será muy difícil el intercambio de servicios. Se debe disponer no solo de historias clínicas electrónicas e información relevante de cada paciente, sino también poder realizar el seguimiento y control de pagos entre IAFAS. Inclusive existen mecanismos para ampliar la oferta de medicamentos incorporando de manera electrónica a redes logísticas diversas.

    Al momento cuatro gobiernos regionales habilitaron servicios para garantizar la atención para asegurados de diferentes seguros (EsSalud y Policía Nacional). Sin embargo, a la fecha no se conoce si las prestaciones están siendo brindadas y pagadas según lo comprometido en los convenios. El trámite no siempre está digitalizado.

os estragos de la pandemia COVID-19, expuesto por los miles de testimonios de personas clamando por una cama UCI, las largas colas para acceder a oxígeno y por el disparo del diferencial de fallecidos nos mostraron las difíciles condiciones en las que se entregan los servicios de salud en el Perú, ya sea en el sector público o privado.

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Todas estas propuestas cuentan con avances en normativas, antiguas (como el D.S. 024-2005-SA que aprueba identificaciones estándar de datos en salud) y recientes (como la RM 464-2019-MINSA que aprueba la directiva administrativa que regula la Interoperabilidad en los Sistemas de Información Asistenciales), pero enfrentan serios desafíos en su implementación, lo que resulta en la persistencia de viejos problemas de acceso y cobertura para la población asegurada.

La crisis generada en el sector para atención a la pandemia ha precipitado la necesidad de recurrir a las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) para la provisión de los servicios de salud, en el contacto con la población, en el manejo de datos clínicos, en informaciones indispensables para la gestión estratégica, y no solo para atender al COVID-19, también para mantener operativa toda la oferta prestacional.

Actualmente, en condiciones aún precarias, se recurre más a la teleconsulta, telediagnóstico y telemonitoreo para atender a personas con enfermedades y/o condiciones de salud priorizadas (hipertensos, diabéticos, embarazadas, niños, trastornos psíquicos, COVID, etc). Se hace necesario consolidar el equipamiento informático y la conectividad a todo nivel para que esta tendencia sea viable en el tiempo.

Es el único camino para expandir el uso de las tecnologías digitales con el fin de ampliar acceso, garantizar la continuidad de la atención y apoyar la expansión de cobertura de modo más sostenible. Asimismo, se estima que el escenario post COVID en el Perú generará mayor presión sobre el primer nivel (incremento esperado de pobreza e informalidad y recrudecimiento de la desnutrición crónica y anemia infantil).

Si bien los avances mencionados, persisten limitaciones estructurales, algunas de las cuales se exponen a continuación:

  • Solo 5.5% de establecimientos de Lima Metropolitana cuenta algún módulo de la futura Historia Clínica Electrónica instalada y en utilización plena; 14.5% a nivel nacional cuenta con un módulo de programación de citas.

  • En Lima Metropolitana ningún establecimiento de salud cumple con las normas técnicas del MINSA para sistemas de información, no tienen instalaciones de cableado estructurado, ni un sistema adecuado para telesalud y utilizan internet doméstico.

  • No se ha avanzado en el desarrollo e implementación de estándares técnicos para interoperabilidad de sistemas de información, casi nada en el sector público y muy poco en el privado.

Se propone incrementar el uso de TIC, enfatizando la Historia Clínica Electrónica (HCE), continuar reforzando la expansión de los servicios de telesalud, teniendo al intercambio prestacional como objetivo. Se requiere inversión rápida en equipamiento informático, conectividad, servicios e integración, desarrollo de estándares de datos y herramientas de interoperabilidad, capacitación del personal, implementación de sistemas de información para gestión y seguimiento de pacientes, servicios ambulatorios, emergencia y hospitalización, enfocado a la atención en salud con enfoque de red.

Este año se requieren serios esfuerzos para acelerar aspectos básicos e iniciales de la Agenda Digital en Salud (al 2030) para garantía de la continuidad de las acciones y gestión estratégica del sector. Se deben actualizar diagnósticos de la infraestructura de información y comunicaciones, normativas, ciberseguridad, optar por cuál va a ser el sistema de historia clínica electrónica para la red pública. También son herramientas clave el Sistema de Registro de Usuarios y Coberturas del Sistema de Salud, guías y catálogos para la interoperabilidad del sector, portal de medicamentos, portal de usuarios para acceso a su historia clínica electrónica, servicios de terminología, entre otros.

Conclusión

Dejar de lado o mantener el ritmo actual de implementación de las herramientas de digitalización del sector salud nos seguirá pasando la factura y seguiremos siendo testigos de cómo clamamos por una cama UCI, cómo formamos largas colas para acceder a oxígeno, seguiremos observando que las curvas del diferencial de fallecidos por COVID van hacia arriba. A propósito, al momento de escribir este artículo el diferencial de fallecidos por COVID ha llegado a 146,000 personas. Para concluir, debemos de convencernos de que no solo se salvan vidas con una cama UCI sino también con servicios de salud algo digitalizados; pero, sobre todo con funcionarios que creen en ello.

Marzo 2021